No pudo evitar su sorpresa el técnico del Linares cuando leyó la semana pasada en estas líneas el comentario de Francisco Romera, presidente de la entidad, cuando afirmó que pronto se reuniría con él para planificar la próxima temporada. Simarro, que siempre apela a la humildad, considera precipitado hablar del futuro a largo plazo y entiende que realmente a lo que se refería Romera era a la participación del Linares en la Copa Subdelegado.
Como buen bombero, Simarro apaga fuegos y transmite serenidad al afirmar que «dijimos de hablar en enero acerca de la participación del equipo en Copa para prolongar la competitividad de los futbolistas, pero para saber dónde jugaremos la próxima temporada aún queda un mundo, llevamos siete jornadas».
Más competición
López Simarro considera importante seguir compitiendo después de marzo porque «hasta agosto que empieza la siguiente temporada hay mucho tiempo en medio, así que planteamos a la directiva jugar la Copa y ojalá pasemos muchas eliminatorias, lo demás puede que se deba a un mal entendido. Creo que la humildad es la base del éxito en el deporte y en la vida. Quizá sea la humildad lo que nos ha faltado en años anteriores y lo que desembocó en la desaparición del CD Linares».
En el vestuario azulillo prefieren miran semana a semana al futuro y que éste llegue solo. «Nuestros objetivos son a muy corto plazo y es mirar cada jornada y, lógicamente, ir trabajando la cimentación para el futuro. Tenemos muchos jugadores jóvenes y queremos que la mayor parte continúe en esas plantillas de sucesivas temporadas», señala el preparador linarense.
Chilluévar
La próxima salida de la provincia es a un campo incómodo, el de Chilluévar, donde los azulillos deberán ponerse el mono de trabajo y rendir al máximo si quieren mantener su brillante trayectoria. Ayer empezaron los entrenamientos, con alguna sobrecarga pero sin lesionados para el domingo.
«Tenemos que concienciar a los jugadores, pese a la diferencia en la clasificación, en un partido puede ocurrir cualquier cosa. El terreno de juego es muy reducido y roza las medidas reglamentarias. Al jugar en su casa, ante el primer clasificado, el rival se va a crecer un 150 por cien. Si no salimos bien enchufados lo pasaremos muy mal. Hay que ganar desde el respeto al adversario, aunque estén abajo en la clasificación», concluye Alfonso López Simarro.